martes, 27 de septiembre de 2011

¿GENERACIÓN 2.0 ó GENERACIÓN DEFRAUDADA? el papel de los jóvenes tras el 15-M

Con frecuencia encontramos este genérico título de “Jóvenes 2.0”, “ciberjóvenes” o “generación digital”, para referirse a quienes han nacido tras el boom de las nuevas tecnologías, especialmente en la década de los años 90. No es que esta denominación tenga una importancia especial, pero, es este el calificativo que realmente mejor define a nuestros jóvenes hoy?


La pérdida de la esperanza que parecía ser la causa de su resignación, junto con un supuesto desinterés o atención por lo público y por la política, ha dado un giro inesperado en el correr de unos meses. La generación perdida o mejor dicho, la generación defraudada, pide paso sin llamar a la puerta.

El movimiento 15-M, sin ser de una naturaleza uniforme, ha puesto de manifiesto el descontento de los jóvenes con las formas y con el fondo de cómo se gestionan muchos de los asuntos que diariamente nos afectan. Si en general puede hablarse, aunque siempre con el riesgo de perder matices, de una demanda por una mejor democracia y de más calidad (Democracia Real Ya, corrupción,..), otro aspecto clave de las acampadas y movilizaciones ha sido la no resignación ante la actual distribución de la riqueza y el reparto de los costes de la crisis que estamos viviendo (desempleo, desahucios, ..).

Para entender bien lo que está pasando no debemos buscar paralelismos con otras crisis como el descontento argentino de principios de la década pasada con manifestaciones, caceroladas y cantos a “que se vayan todos”. Tampoco, pese a los lógicos trazos comunes existentes en mi opinión, con las recientes revueltas árabes. Y es que respecto a esto último, no es lo mismo luchar por un derecho al voto universal y libre, que por facilitar la participación ciudadana, mejorar el sistema de representación electoral o el control sobre la administración pública.

Aunque eso sí, los instrumentos y la puesta en escena han sido muy similares, jugando las redes sociales el papel acelerador de caja de resonancia, que ha puesto las demandas por ellos planteadas, en la agenda política casi de inmediato.

Han dejado claro que no son antisistema, más bien entienden que es el sistema el que va contra ellos y es aquí donde reside una cuestión clave: ¿Cómo conseguir los cambios?. La tasa de desempleo juvenil del 43 %, los inasumibles precios de la vivienda y los limitados sueldos mileuristas, son difíciles de conjugar con ordenadores, móviles y tablets de última generación en una sociedad de consumo por excelencia que olvidó, en su carrera por aumentar la riqueza y ser potencia entre potencias, una máxima del pensamiento clásico, la frustración por los sueños rotos.

Aquellos jóvenes que han cumplido con el “manual social” de buena ciudadanía, y se educaron y formaron siguiendo los consejos de padres y profesores, no encuentran su papel en una sociedad cada día más compleja e interdependiente, que ahora no puede mirar para otro lado ante semejante fracaso colectivo. Una sociedad, asimismo, cada día más perpleja ante la situación que se presenta de no poder mantener un discurso que hasta ayer era pétreo y convincente. Estudia y trabajarás; trabaja y triunfarás.

Pero el éxito de una generación, más allá del nombre que se le asigne, no le va a ser regalado por nadie. Nadie desde la condescendencia, de nuevo, hará las suficientes concesiones ante las demandas presentadas para satisfacer todo lo planteado. Ante la actual “sacudida social” la solución sólo vendrá de la medida en que la preparación y capacitación de la juventud sea utilizada para aprovechar las oportunidades que se le brindan en su espacio y su tiempo.

Despejadas las plazas y reposadas las fórmulas y propuestas planteadas, llega efectivamente la hora del siguiente paso; el cómo hacerlo. Es momento de confrontar las distintas formas de resolver lo planteado y, por tanto, contraponer visiones, incluida la de aquellos “indignados con los indignados”, fijando plazos y calendario.

Los dirigentes jóvenes de los principales partidos políticos han coincidido en señalar que lo que les separa del 15-M es pensar que la solución ha de venir de la política, desde dentro del sistema y no desde fuera de las instituciones (ver la revista de la OIJ, Iberoameriqué, agosto 2011, págs 16-19). Habrá que verlo.

La XXI Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, que se realizará en Asunción de Paraguay, el 28 y 29 de octubre de 2011, tiene como tema principal la “Transformación del Estado y desarrollo”. Fue programada con antelación a las manifestaciones que conformaron el 15-M en España, lo que remarca el carácter internacional de mucho de lo planteado en nuestro país.

En su preparación se ha creado un espacio virtual de participación “Ciudadanía 2.0” y se han desarrollado talleres de debate en distintos países. En el de Montevideo se trató la posibilidad de impulsar en cada país una “Ley de cuota joven”, reservando espacio a menores de 25 años en determinados órganos, instituciones o centros de decisión. Algo similar a las medidas de discriminación positiva, cuotas, aplicadas en materia de igualdad y género hace años, con notable éxito, por ejemplo en España y Argentina.

Cualquier generación que no quiera caer en la melancolía precisa tomar el control de la situación y ganarse su futuro, nadie se lo va a resolver; y para ello, hay que participar y soportar la responsabilidad de tener que elegir, lo que conlleva siempre sacrificar ideas y planteamientos. Es la hora de decidir.

Julio Olmos Lablanca
Consejero de Trabajo e Inmigración en Argentina
Sígueme en Twitter: @paimelo

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